Juan Aguilera

Casiopea

Selección del libreto interno del CD Casiopea.

Para comenzar, nunca es mala idea un pequeño cuento:

En el campo de fútbol, a tres porterías, juegan tres jugadores. De un lado, Cronos, que sabe exactamente cuánto va a durar el partido, pero no el resultado; de otro, Aidión, que no sabe que está jugando un partido de fútbol porque eso, lo contrario y todo lo demás está también ocurriendo en él (lo de antes, lo de ahora y lo de después). Por esa razón, Aidión sabe el resultado, si habrá buen juego, los goles y los goleadores… pero no le  sirve para nada porque no sabe que está jugando un partido de fútbol. El tercero en discordia, Kairós, solo sabe el momento y lugar exactos en que debe intervenir, marcar el gol, y desaparecer.
(…)
Debe ocurrir la expansión del tiempo lineal cronológico para que un compositor o un intérprete, ambos son músicos, se tope con la dialéctica de los distintos tiempos. En ese momento, pueden ocurrir muchas cosas pero, adquieran la forma que adquieran, esas cosas son una transformación. En nuestro caso, la transformación del silencio preexistente en música.

La transformación se hace necesaria cuando algo que era válido como real deja de ser real. Si se consigue la transformación, entonces otras cosas serán reales, pero si ninguna cosa se vuelve real, entonces uno sucumbe
(…)

De la misma forma que reclamamos que la vida estéviva, reclamamos también que la realidad sea real, es decir, que tenga la validez, la fuerza, la presencia, la intensidad y el brillo de lo real. (PH)
(…)

Los griegos tenían dos palabras para “vida”. Hablaban de Zoé, de donde viene zoología, que es vida desnuda, vida como supervivencia, vida pura, el valor de ese tipo de vida se mide por su duración y por la ausencia de dolor, por el incremento de la satisfacción. Pero los griegos hablaban también de Bios, que es siempre la vida de alguien. Solamente el Bios puede ser objeto de una biografía, solamente el Bios es singular, solamente el Bios tiene sentido, independientemente de lo que dure e independientemente de lo que duela (…) A veces matamos la vida para salvar la vida, es decir, matamos una vida con sentido, aunque duela y aunque dure poco, para crear una vida como supervivencia, una vida donde estéausente el dolor, pero donde estáausente también el sentido, donde la vida es genérica, es vida de especie. Yo creo que ese es el callejón sin salida: quévida vale la pena vivir y hasta quépunto se puede matar la vida para
salvar la vida.
(Jorge Larrosa en la película Monos como Becky, de Joaquín Jordá)
(…)

Esa introducción era necesaria, como también lo es el aterrizaje que viene a continuación. El tiempo de mi conciencia tiene lugar, por ejemplo, cuando hago música. Era natural que llegase un momento en que tuviera que posicionarme ante la música de
mi momento social-histórico, el ahora. Si se produce esa llamada, un músico honesto debe acudir, debe estar a la altura y entregarse al viaje con un único compañero: su instrumento. Mi relación con el tiempo de la conciencia es una relación siempre hedonista. El esfuerzo es gustoso, aunque sea esfuerzo. Soy una persona paciente, y eso es una ventaja. La música contemporánea es la belleza de mi tiempo, y ese es el mejor motivo por el que un musico puede entregarse a lo desconocido. Como dijera Víctor Erice, tener un motivo profundo para hacer las cosas.

El prejuicio es, en mi opinión, necesario: en esa música debe haber una nueva belleza. En este caso, mi cello y yo servimos de vehículo para la belleza nueva, aunque el sonido es bello en sí mismo (nunca es mal año por mucho trigo …). Por otro lado, el tiempo de la conciencia empleado en cada una de las ocho obras de este trabajo, ha sido un tiempo absoluto: mientras nacía esa nueva obra en mi chelo, no existían otras músicas (presentes, pasadas o futuras). El tiempo conciencial de esas obras (de su aprendizaje, su descripción, su dominio) fue un tiempo excluyente, es decir, un no- tiempo. En el no-tiempo no hay estilo, no hay concesiones, no hay positivismo, al no haber comparación.
Simplemente hay generación-sin-análisis, aunque tras el parto puedan merodear inmediatamente esos elementos.
(…)
Espero que estas grabaciones sean capaces de transmitir un tiempo conciencial en el que he sido (y soy) muy feliz. Y el tiempo en el que ocho personas valientes sometieron la materia a una gravedad distinta, dando nacimiento a un nuevo ser que aguardaba (desde el no-ser) a que alguien le imaginase, le formase y le lanzase al mundo de los vivos.

Juan Aguilera

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